Federico

Conocí la misión por pura «casualidad» … ese año decidí cambiar mi vida y mudarme a vivir a Brasil. El mismo día que llegué al país carioca, vi en Youtube un reportaje de la televisión brasileña que presentaba la misión de San Miguel Arcángel en Barbacena y… fue amor a primera vista. Inmediatamente intenté ponerme en contacto con ellos, a pesar de un primer intento fallido, no me desanimé y lo intenté de nuevo. La segunda vez llegó la respuesta, a escribirme fue Milena, la madre de Marco Roberto. Esas sencillas y amables palabras escritas con su corazón me conquistaron instantáneamente, tenía otros proyectos en marcha para mi vida que incluso me llevarían a mudarme de Brasil a Perú como misionero, sin embargo la una correspondencia entre nosotros continuó como si no se quisiera romper ese vínculo «amistoso» que se había creado.

A mi regreso a Brasil decidí que era hora de conocer la misión y le pedí a un amigo si me pudia llevar hasta Barbacena, era un viaje bastante largo de unos 900 km, pero mi determinación era más fuerte que cualquier distancia. Todavía recuerdo el momento en que atravesamos la gran puerta de hierro forjado, estaba emocionado como un niño a punto de entrar en uno de esos lugares mágicos que se cuentan en los cuentos de hadas. Hubo un breve encuentro entre Marco Roberto y yo, que se marchaba para un viaje de trabajo, todavía tuve la oportunidad de visitar toda la misión y hacer una parada para almorzar con los niños. Salimos la misma tarde … mi corazón se quedó en San Michele Arcangelo, no sabía si tendría la oportunidad de regresar en breve a ese lugar especial, era obvio que lo estaba esperando, sin embargo tenía otros planes para mi vida de nuevo.

Después de unos meses Milena me escribió para informarme que llegaba a Brasil y me invitó a participar en la fiesta de San Miguel Arcángel, no lo pensé dos veces y regresé de nuevo. Esta vez me quedé allí un par de días, finalmente después de una larga correspondencia asocié un rostro con una persona, también conocí a Simonetta y pude conversar más con Marco Roberto. En esa segunda ocasión le hice una promesa a Marco Roberto y a mí mismo: que yo también haría algo dentro de mis posibilidades para contribuir a esa increíble obra misionera, no tenía ni idea de cómo pero era algo que sentía en mi corazón y que quería hacer a todos costos.


Hoy esa promesa se ha hecho realidad, despues de un año de trabajo logré publicar un libro autobiográfico: “Carpe Diem si puedes soñarlo puedes hacerlo” que cuenta mi experiencia de vida en las Américas. Un viaje de un año desde Texas a la Patagonia argentina, incluida mi parada en San Michele Arcangelo y decidí donar parte de las ganancias a la misión.